Desde entonces y hasta el día de hoy, el apellido Martínez Corta ha ido ligado a una historia de sabiduría y pasión por el vino, junto a un esmerado cuidado del viñedo que no solo ha sabido transmitirse de padres a hijos, sino que, además, ha ido enriqueciéndose con la visión renovada de los más jóvenes.
El resultado es una muy cuidada gama de vinos y una innovadora Bodega con una característica planta octogonal rodeada por un paisaje adornado por el viñedo. Una fusión perfecta entre modernidad y tradición que representa el espíritu de la marca.